El Queule, al igual que el Canelo, es pariente de las primeras plantas con flores que aparecieron en el planeta. Su data se estima hace unos 100 millones de años en nuestro territorio. Los primeros registros del uso de su fruto en jarabes y bebidas son de 1558. Fue declarado Monumento Nacional en 1995, prohibiéndose su tala. En 2005 se creó la Reserva Nacional Los Queules, en la Región del Maule, y durante todo este tiempo CONAF y otras instituciones han trabajado en su conservación.
En Chillán se desarrolla la iniciativa “Conservación de Especies Amenazadas”, ejecutada por el Ministerio del Medio Ambiente, implementada por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y financiada por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), en alianza con el Centro de Semillas, Genética y Entomología de Conaf -Chillán, que inició en 2019 la producción de plantas de Queule, las que serán utilizadas, a contar de junio de este año, en ensayos pilotos de establecimiento, así como la entrega de ejemplares con fines de educación ambiental y conciencia pública sobre la conservación de la especie.
Las plantas nacidas a partir de la recolección de frutos provenientes de distintos puntos de las Regiones de Maule, Ñuble y Biobío, hoy arroja una cifra de 107 individuos, pero se espera que con el transcurso de los meses este número vaya en aumento, pues fueron más de 10 mil los carozos sembrados en 2019 y este otoño de 2020 se espera incrementar con semillas obtenidas desde otros puntos, como la Cordillera de Nahuelbuta.
Para el Seremi del Medio Ambiente de Ñuble, Patricio Caamaño, este trabajo es muy relevante pues Conaf se ha hecho cargo de una importante cifra de semillas del fruto del Queule para su germinación. “Para nosotros es fundamental dilucidar si es por genética u otro motivo la posibilidad que existe de una mayor sobrevivencia y de efectividad de la especie en esta inserción a los ecosistemas que se está trabajando junto a esta iniciativa de conservación. Son datos relevantes, en especial porque se enfocan en la flora, que es más desconocida, pero muy representativa para nosotros”, destacó.
Para la coordinadora Biobío de la Iniciativa Conservación de Especies Amenazadas MMA, FAO, GEF, Fabiola Lara, la importancia de esta colaboración con Conaf es dejar sentadas las bases para un trabajo sostenido en el tiempo con la germinación de nuevas plantas de Queule, pues la conservación necesita de estudios, ensayos y el compromiso civil para su resguardo.
Antonio Varas, Director del Centro de Semillas, Genética y Entomología de Conaf-Chillán, comentó que la experiencia de trabajar con esta especie que tiene problemas de conservación ha sido desafiante. “Si bien ya habíamos tenido experiencia de trabajar con el Queule, en este proyecto estamos siguiendo una línea de micropropagación, probando cosas nuevas, con buenos resultados, y ya contamos con plantas disponibles para los ensayos, por lo que ha sido una experiencia enriquecedora, nos hemos encariñado con ella”, dijo y agregó que para los profesionales que trabajan en genética es un aspecto importante el conservar toda la diversidad genética que se pueda obtener del Queule. “Esto implica recolectar semillas de todos los lugares posibles de su distribución para terminar después con un rodal de conservación donde se establezca un pequeño bosquete con todas las procedencias, toda su diversidad que podamos conservar, para que incluso se puedan dar mezclas o cruzamientos, que en la naturaleza no se darían por la distancia, de tal forma que ese aumento de la diversidad genética pueda contribuir a la conservación del Queule, siempre y cuando dichas cruzas se prueben antes en terreno, ya que generalmente las especies con problemas de conservación presentan una diversidad genética reducida que merma de forma importante su capacidad evolutiva”, comentó.
Entre sus principales amenazas están los incendios forestales, escasa regeneración sexual, daño a la semilla por recolección inadecuada, corte, entre otros.
Como medidas de protección se deben evitar incendios forestales, no cortar, evitar el uso de pesticidas en predios donde se encuentre la especie, no comercializar productos con su madera, recolección consciente de frutos, guardar la semilla en un recipiente rotulado con fecha y lugar de origen, en caso de utilizar su fruto como mermelada, retirar la pulpa y guardar su semilla, proteger el bosque nativo o área donde se encuentre. Cuando reconozca un ejemplar informar para su estudio y conservación a la Seremi del Medio Ambiente o CONAF.
Chillán, viernes 20 de marzo de 2020
Comunicado de Prensa
Seremi Medio Ambiente – Ñuble