
El día Sábado 04 de Junio de 2016, nuestro pequeño Mateo de 9 meses de edad, ingresó al Hospital de Chillán por traslado de urgencias desde la Clínica Chillán, donde habíamos acudido por un cuadro febril con temblores, cianosis y vómitos explosivos.
En Clínica Chillán se le dio toda la atención inmediata correspondiente (oxigeno, control de la fiebre, solicitud de exámenes, etc), sin embargo por falta de acceso venoso (8 intentos de punción fallidos), se derivó en ambulancia a la urgencia del Hospital Chillán, pues debía ser hidratado de forma inmediato. En Urgencias nuevamente se intenta puncionar 5 veces, sin éxito. Los exámenes que se alcanzaron a tomar en Clínica Chillán arrojaron parámetros de infección, acidosis metabólica, y deshidratación severa, descartando virus sincicial, influenza, etc.
Debido a los numerosos intentos de punción fallida, exigimos con el Pediatra de turno, hospitalizarlo. Una vez hospitalizado, nuevamente se intentan punciones fallidas, hasta la madrugada, cuando por fin es puncionado y se logra administrar suero y medicamentos para hidratarlo. Mateo pasó la noche con signos estables pero irritable y con dolor.
Al día siguiente, eran las 11 am aprox y aun no recibíamos ningún manejo a seguir por parte de los médicos. Enfermeras y TENS de la unidad fueron muy dedicadas y empáticas, preocupadas en todo momento por nuestro pequeño, sin embargo seguíamos esperando una solución a lo que sucedía. Estando ambos padres presentes, observamos que nuestro pequeño tenía su abdomen muy distendido y solicitamos urgente hablar con el pediatra.
Ante evaluación del pediatra, se solicitó una radiografía de abdomen, cuyo resultado al ser dudoso, se solicitó una ecografía abdominal. Este último examen arrojó observación de peritonitis, que es un estado de urgencia quirúrgica que se debe intervenir en pabellón lo antes posible.
Se contactó con el Cirujano de Turno, que es Cirujano de Adulto, pues el Hospital de Chillán NO CUENTA CON CIRUJANO INFANTIL NI LOS FIN DE SEMANA NI DE LLAMADO. El cirujano adulto nos fue a explicar el caso, señalando que operaría a nuestro pequeño lo antes posible, máximo dentro de dos horas. Nuestro hijo continuaba en mal estado y esas dos hrs pasaron sólo con evaluación por las enfermeras, quienes se encontraban preocupadas, debido a que el médico cirujano no se hacía presente pese a las insistencias de evaluación.
Pasaron 4 horas y decidimos encarar al Cirujano para acelerar el proceso. Lo encontramos en la urgencia suturando y atendiendo casos que no requerían urgencia, mientras nuestro hijo empeoraba su condición. Al conversar con él, se puso a la defensiva, señalando que recién cuando nuestro pequeño se agravara lo iba a operar de urgencia.
Ante nuestra ira sobre su actitud, exigimos que lo operara de inmediato, a lo que reaccionó mal y la situación se escapó de las manos, discutimos con él seriamente, y decidimos actuar por las nuestras, pues era la Vida de nuestro hijo la que corría peligro.
Nos comunicamos con la subdirección del hospital para presionar y acelerar el proceso, hasta que recién luego de 6 horas post diagnóstico médico de peritonitis nuestro Mateo fue operado de urgencias. Se nos explicó que tenía un absceso intestinal que fue drenado y ya estaba en condiciones estables, por lo cual fue trasladado de la UCI hacia la sala de recuperación.
Una vez allí, su sintomatología clínica evolucionó de forma extraña y sus exámenes postoperatorios comenzaron a salir alterados. La pediatra de turno activo inmediatamente la red médica, ya que Mateo debía ser operado de urgencias nuevamente. No se conocía el motivo de esto, pero nuestro pequeño estaba grave.
Se trasladó de inmediato a UCI para estabilizarlo, pero NO HABIA CIRUJANO INFANTIL. Ante nuestra desesperación, contactamos de manera personal a una cirujana infantil del hospital para que acudiera de urgencias a operarlo. Mateo fue intervenido sin diagnóstico médico, por segunda vez, le hicieron una colostomia y cortaron 20 cm de su intestino, que estaba necrosado. La cirugía fue muy compleja y su estado era crítico.
Se nos explicó que debíamos esperar el resultado de la biopsia para establecer una manejo y tratamiento, nuevamente tuvimos que acceder a contactos personales para acelerar el resultado de la biopsia, que nuevamente no dejó claro el diagnóstico.
Actualmente estamos solicitando y exigiendo el traslado de nuestro pequeño, pues si bien él se encuentra estable dentro de su gravedad, en el Hospital de Chillán no se encuentran los especialistas para ayudarlo.
Lo que vivimos como padres fue una NEGLIGENCIA MÉDICA, pues se esperó 5 hrs para realizar la primera cirugía que debió haberse realizado dentro de 2 hrs y por un cirujano INFANTIL, no un cirujano adulto. Jamás se nos entregó información sobre las sospechas diagnósticas del caso, pues ellos simplemente no tenían respuestas. Mateo fue intervenido dos veces en menos de 2 días y SIN DIAGNÓSTICO MÉDICO.
Estamos destrozados como padres y consternados de que el Hospital de Chillán NO CUENTE CON CIRUJANO INFANTIL NI DE TURNO NI DE LLAMADO.
Estamos fuertemente aferrados a la oración con mucha fe de que nuestro pequeño Mateo saldrá adelante, y esperando a que se encuentre estable para un pronto traslado, pero no nos quedaremos callados con todo lo que sucedió. No dejaremos esto así, porque debe cambiar.
Ninguna familia más debe pasar por esto. No queremos que otro Mateo sea víctima de la espera, esta maldita espera que nos llevó a vivir esta pesadilla que estamos atravesando como familia.
Firman:
Macarena Aguirre Aravena y Claudio Olivares Cabezas
Padres de Mateo Alonso